Este mes de agosto los veraneantes de las playas de Vendrell han podido vivir una nueva experiencia.
Durante las tardes de los días 9, 16 y 23 de agosto 150 personas han visitado El Vendrell acompañados por una guía del Museo Diez. Un total de 111 adultos y 39 niños se adentraron en las historias de ibers, de señores medievales y, incluso, de piratas.
La ruta se iniciaba a la puerta de los alojamientos turísticos de los barrios marítimos y, un golpe arriba del autobús, los visitantes ya empezaban a conocer las aguas termales de Coma-ruga, que ya eran utilizadas por los romanos por sus propiedades curatives. De camino hacia Vendrell, se los explicaba como era el antiguo puerto de Santo Salvador, con su aduana, con las bótes a la playa llenas de vino y aiguardent y con su particularidad de los secallets; veían el edificio más antiguo de Vendrell, la ermita románica de Santo Salvador, y se imaginaban la torre que estaba a su lado destinada a vigilar la incursión de los piratas. Desde el autobús, también veían el pueblo de Santo Vicenç, que fue municipio independiente hasta el año 1940 y que tenía un importante castillo medieval.
La conversación llevaba los visitantes al inicio de la ruta al casco antiguo, en el Portal del Pardo. Allá descubrían donde era la muralla medieval de Vendrell y se los explicaba el origen del nombre "pardo" y anécdotas curiosas que se vivieron en este mismo escenario durante la Tercera Guerra Carlina. El paseo continuaba por la calle Mayor explicando la relevancia política y literaria que tuvieron los hermanos Ramon y Vidales, y también la figura de Pau Casals y de Àngel Guimerà. A continuación, el grupo entraba a la iglesia de Vendrell para ver el altar mayor y el órgano. Desde la plaza Vieja, escuchaban la historia de Àngel de Tobies y se aproximaban los asistentes al tiempo de los ibers trayéndolos a su probable emplazamiento, situado en su punto más alto de la villa, la plaza de las Algarrobas.
La ruta finalizaba en la plaza Nueva, donde se recordaba el concierto que Pau Casals hizo el año 1927, con una visita al Museo Diez. A su jardín tenía lugar una degustación de productos típicos de Vendrell, resolis y soplados, con objeto de acabar de la mejor manera de acabar una ruta que ha permitido a los visitantes conocer de una manera diferente el patrimonio vendrellenc.
Ante la buena acogida por parte de los usuarios y de los alojamientos turísticos, se prevé organizar nuevas iniciativas para traer al núcleo de la villa los turistas alojados a las playas fuera de la temporada de verano para potenciar el turismo todo el año del municipio.