Al búnker ubicado en la playa de las Madrigueres se ha hecho una actuación para recuperar, por un lado, la memoria histórica de un elemento de tiempo de guerra con una reproducción del cuadro Gernika de Picassso, y, por otra banda, para recordar que entre el 1949 y el 1953 fue la vivienda de una familia.
El búnker de las Madrigueres era un nido de ametralladoras que formaba parte de las fortificaciones de costa erigidas por el gobierno de la República por posibles ataques marítimos por parte de tropas franquistas. Al finalizar la Guerra Civil, la dictadura de Franco mantuvo estos elementos activos hasta el 1945 por la posibilidad de desembarcos de los aliados en la Segunda Guerra Mundial.
El matrimonio Casas Perín con cuatro hijos se instaló en 1949 cuando llegó a Cataluña para empezar una nueva vida, después de un largo viaje desde Marmolejo (Jaén) de donde el progenitor había sido desterrado para luchar al bando republicano. El diciembre de 1950 el búnker de las Madrigueres fue el lugar de nacimiento del hermano más pequeño.
La regidora de Turismo y Playas, Bárbara Peris, ha explicado que esta actuación tiene por objetivo recordar que “el búnker fue un espacio de muerte que aconteció un lugar de vida, y que actualmente es un elemento de memoria histórica que forma parte de un espacio natural de playa, de ocio y de turismo”.